miércoles, 24 de septiembre de 2014

¿Somos hormigas en cuerpos de persona?

Estamos obligados a estudiar filosofía, pero yo no lo vería tanto como una obligación ya que, al fin y al cabo, la filosofía nos intenta dar una explicación lo más lógica posible, sobre lo que es la vida y lo que debemos de hacer con ella.
Si que es verdad que a lo largo de la historia, ha habido muchísimos pensadores que han intentado dar respuesta a las múltiples preguntas que, inconscientemente nosotros mismos nos hacemos ¿quién somos?, ¿que finalidad tiene la vida?, ¿qué hay detrás de la muerte?, ¿esto es un sueño o lo estoy viviendo de verdad?, ¿por qué soy una persona y no una hormiga..?, ¿o quizás soy una hormiga dentro del cuerpo de una persona?... Estas preguntas y muchas otras más, han hecho que pensadores muy importantes, pierdan la cabeza (algunos literalmente) y su única preocupación era, encontrarse a ellos mismo.
Sorprendentemente, hoy en día nos importa más que el móvil tenga un 2% de batería o que el servidor de WhatsApp se caiga y no podamos estar chateando. Toooodo el día pegados a una pantallita minúscula. Llegará el momento de que las relaciones de pareja serán a través de un dispositivo electrónico, como en la película Wall-E,nos pasamos con los pulgares para arriba y para abajo (vaya destreza absurda vamos a coger) sin intentar conocernos a nosotros mismos, lo que queremos, lo que no, quienes somos y que aportamos a la sociedad, viendo la vida pasar, lo bonita que es y todo lo que nos aporta, lo que nos ahoga cuando las cosas flojean para hacernos fuertes y la que nos da el botiquín para curarnos la caída. 
La filosofía no la estudiamos nosotros, nos estudia ella analizando cada comportamiento, cada gesto, cada palabra...nos enseña indirectamente a ser felices ya que, a lo largo de nuestra vida, no llegamos a aprender a serlo, porque como he dicho antes, nos creemos humanos, pero somos hormigas en medio de esta sociedad.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Aquí comienza el viaje de una loca.

Buenas, soy Beatriz Velilla, alumna del instituto Santiago Rusiñol donde estoy haciendo 1º de bachiller.
Me han pedido que me presente, soy la típica chica bajita, castaña, de ojos marrones que intenta pasar desapercibida ante la sociedad. No me gusta el protagonismo ni la gente hipócrita, ni las capuchas de los cepillos de dientes, odio eterno a: pijama de invierno, música de discoteca, que toquen mis cosas y las cojan sin permiso, el orden en exceso, los besos que no "suenan", las amistades por interés, el color rosa, la goma de borrar, las corridas de toros y todos aquellos que hagan daño a los animales (al fin y al cabo, son nuestra salvación)...creo que odio alguna cosa más pero estas son las más importantes. 
Me suelen decir que tengo una personalidad muy fuerte por no dejar influenciar mis pensamientos y que soy una borde por serlo cuando y con quien tengo que serlo. No suelo coger confianza de primeras a pesar de que soy muy abierta a la hora de hacer amigos, no me gusta ver a la gente sola cuando llega de nuevas a un sitio, al fin y al cabo todos a lo largo de nuestra vida vamos a pasar por ello y queremos que alguien esté ahi para decirnos "Hey! ¿que tal?" .
Iba para abogada pero por una mala experiencia aquí estoy, en ciencias y preparada para lo que me viene encima. Me da miedo bachiller, es algo nuevo y nos asusta lo nuevo aun que no me haya movido de cole. Si, he dicho cole, llegaré a la universidad y lo seguiré llamando cole, creo que tengo algo de complejo de Peter Pan pero me da igual soy feliz siendo niña cuando tengo que serlo y sacar la madurez a relucir cuando no tenga mas remedio. 
La música y mi padre son los principales apoyos de mi vida: La música me entiende sin contarle mis problemas y me sabe aconsejar a la primera. Mi padre es mi padre y aun que no soporte muchas de las cosas que le cuento (se le nota), se calla, me mira y me da un abrazo.
Soy muy amiga de mis amigos siempre y cuando no me fallen, bueno hay uno que si me falla me da igual, acaba consiguiendo que le perdone.
Y bueno hay poco más que presentar. Aquí comienza a volar la imaginación de una loca.